Archivo de la etiqueta: Consumismo

El duende mágico

Creo que somos conscientes (unos más que otros) y es de todos sabido que los festejos de Navidad actuales se han alejado considerablemente de su origen. El hecho de que Dios decidió venir a la Tierra y nacer de la Virgen María para tomar nuestra humanidad y quitarnos las ataduras del pecado y de la muerte, le importa a muy pocos. A 2013 años de este impresionante acontecimiento, nos hemos separado abismalmente del sentido de la fiesta y del Festejado.

images

En un mundo consumista, en donde los bienes materiales están por encima de cualquier otra realidad, hemos hecho de la Navidad un simple pretexto para comprar, consumir, regalar y ser regalados. Todo esto con algunos débiles esfuerzos por transmitir paz y alegría.

La última prueba de que esto que estoy diciendo no es solo el sermón aburrido del padre en misa, es el nuevo integrante que la “Navidad comercial” está obligando a comprar a sus esclavos consumistas: “The Elf on the shelf”, un vulgar muñeco que pretende ser uno de los duendes que trabajan con Santa Claus en el Polo Norte.

Si usted es un padre de familia con hijos mayores seguramente no lo conoce, pero si usted es un “neo padre de familia” quizá ha escuchado hablar de él y quizá hasta le ha quitado el sueño el bendito duende navideño. Resulta que a Santa Claus se le ocurrió la maravillosa idea de mandar varios días antes a sus duendes a las casas de los niños para ver si estos de verdad se estaban portando correctamente. Esos duendes o “Elfs” los compras en Estados Unidos o son importados a México y cuestan una módica cantidad (obviamente, en un mundo de marcas, no puede ser cualquier duende). Luego empieza la diversión: los padres de familia todas las noches previas a la Navidad, deben poner al duende en lugares estratégicos de su hogar para que los niños vean que el duende los vigila. Pero no contentos con esto, los creadores del “Elf mágico” te proponen un montón de dinámicas y posturas para el nuevo huésped de casa. Así, los padres de familia tienen que ingeniárselas para poner al Elf en diversas situaciones: en la despensa, en el baño, en la tina, regando el azúcar de la cocina, enrollando el papel higiénico en el árbol de Navidad… en fin, esto se convierte en una constante y sigilosa actividad nocturna para aquellos papás que tuvieron a bien comprar el monigote.

Uno puede pensar: ¡Qué tontería! ¡Pues no tengo dinero y tengo mucho sueño y en mi casa no entra el Elf mágico y punto! Pero no es tan fácil, pues resulta que tu hijo será el único niño de todos sus compañeritos de la escuela que no recibirá al duende, porque ya varias mamás le compraron el suyo a sus hijos,  y eso podría significar que a tu hijo Santa no lo quiere y no lo vigila. Entonces esto puede traumar de por vida a los infantes. Es simplemente inhumano y esto puede derivar en psicólogos y tratamientos para tu creatura que recibió una explicación negativa en su infancia… Porque según los nuevos cánones de la sociedad moderna los niños ya no deben ser reprendidos, ni corregidos y no se les debe negar nada.

No es que yo tenga nada en contra de los papás que practican o practicarán esta nueva “tradición duendística”. Es más, lo podría considerar hasta divertido. Lo que me impacta mucho es el frenesí con el que estas costumbres se ponen de moda entre la gente y nadie alza la voz para rechazarlas sabiendo que es un invento  más de la mercadotecnia para llenar los bolsillos de dinero a unos pocos que se aprovechan de la época, y en este caso, de la inocencia de los enanos…

Esto nos lleva a la siguiente conclusión: o los cristianos nos ponemos las pilas y recuperamos el verdadero sentido de la Navidad, o con el paso del tiempo estaremos diciendo “felices fiestas” que quiere decir todo y nada a la vez, y estaremos llenos de duendes mágicos en nuestras casas que no tienen absolutamente nada que ver con el misterio del Dios Niño.

Fuente: (http://www.proyecto40.com/?p=38137)